Conversaciones para solitarios, Germán Marín
Es posible que el título de este libro guarde relación con un hecho inusual: los relatos aquí reunidos se van arremolinando como si fueran hojas de cuaderno dispersas por un vendaval. hasta desembocar en el fenómeno perfectamente opuesto: la quietud total o. si se prefiere. la consistencia esencial; en ese momento. entonces. el lector. un tipo solitario por excelencia. se ve irrefrenablemente impulsado a seguir conversando -sin mayor límite de tiempo- con el estilista de punta fina y charla espaciosa que sostiene que resulta mejor el silencio cuando se habla del pasado . quizá porque somos esclavos de nuestras propias moscas .Pero también es posible que el dichoso título sea un ardid venal. de inconfesable propósito. para que alguien -cualquier transeúnte- le crea a Germán Marín que una noche, cuando era un enclenque pinchadiscos, bailó con la mismísima Ava Gardner.